Cuando Dali busca la ayuda de Freud para inyectar locura a su arte, los papeles se invierten: el alumno se convierte en el maestro y el doctor, en paciente. Temas como el caos, la decepción y la locura se convierten en ingredientes del pintor.
Cuando Dali busca la ayuda de Freud para inyectar locura a su arte, los papeles se invierten: el alumno se convierte en el maestro y el doctor, en paciente. Temas como el caos, la decepción y la locura se convierten en ingredientes del pintor.